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El otro día estuve en Murcia viendo la ya famosa película de J. Cameron AVATAR. Esperaba salir del cine impactado por la visión en 3D de la historia que el director de TITANIC trata de contar; no fue así. Considero que dicha tecnología aún anda en mantillas, lejos al menos de lo que yo deseo e imagino debe ser la contemplación de un film en donde la sensación de "estar dentro" sea lo más "real" posible.
Poco que decir de la simpleza del guión y de la inmoralidad del tradicional "happy end" con que Hollywood intenta calmar nuestras conciencias...Pelillos a la mar...
Por lo demás, aseguro que se pasa un buen rato sin más complicaciones. Sin embargo, hubo algo que sí me llamó la atención durante la proyección del film; me refiero a la descripción de la vida natural de los nativos del planeta Pandora, tan apegados a sus tradiciones y costumbres ancestrales, tan unidos al entorno vivo en donde sus vidas se desarrollan; tal que muchos de los pueblos que poblaron la Tierra tiempo ha y como todavía, que dicen, quedan algunos. Pocos, por desgracia.
Cuando se nace se llora y la madre ríe, cuando se es infante se juega; todo es juego y el mundo juega con nosotros. Se pide cariño y se encuentra, se busca protección y la hallamos no muy lejos de nuestra piel; la tribu familiar a nuestro alrededor nos hace el centro y nos cobija de nuestra propia ignorancia.
Cuando de joven nos enamoramos, nos quemamos en el ardor del juego, devoras y te devoran; conoces el amor en el otro/a y te proyectas en el tiempo; cuando de adulto trabajamos, edificamos palacios - todo hogar auspiciado por el amor lo es- con nuestras manos y nuestros sueños, nos multiplicamos y gozamos de los hijos, los educamos y los dejamos a las puertas del futuro prestos y suficientes; finalmente cuando ancianos recordamos y echamos el ancla de la esperanza en la nostalgia, hacemos de maestros y maestras de los más pequeños, escrituramos en la mente de los hijos las reglas y normas de nuestros antepasados, nos lamentamos ya al borde de todos los caminos y finalmente nos vamos en paz entre cantos, lloros y laudes.
Esa parece ser que es la Ley Natural, como dormir y soñar por la noche y vivir durante el día, como beber cuando se siente sed y comer cuando nos llama el hambre, como cubrirse en los fríos y destaparse en la calor, como entrar a saco en la ciudadela de la pasión amorosa haciendo la suma imposible que de uno más uno siga siendo uno, y no dos.
Pero lejanos ya los tiempos en los que Dios y Adán caminaban juntos al atardecer por el Paraíso, ahora que poseemos el conocimiento y que hemos comido de su fruta dulce, ahora ya somos como Dios, por lo que lejos de los jardines del Edén y amurallados en nuestras ciudades apartadas de la Naturaleza andamos siempre tentados de escribir un nuevo Génesis parejo a nuestra idea, imagen y semejanza; así que cuando nacemos, si nos dejan, hay quien prefiere que no lloremos, cuando se es infante pronto se nos aparta del juego y se nos obliga a aprender con prisa y sin pausa en colegios y academias mientras vemos en la tele cómo juegan otros.
Vemos el nombre en los libros y luego, con suerte la figura...En otros tiempos veían la figura primero y más tarde le ponían un nombre; de esta forma creaban vida; no veían la vida amortajada bajo la palabra.
Cuando nos llega la juventud, jugamos a mayores y cuando mayores jugamos a adolescentes mientras nos roban la prole, el amor y hasta el trabajo en absurdos juegos de consumir y tirar; de esta manera, cuando envejecemos, apenas nos quedan buenos recuerdos, amigos o hijos en donde hacer descansar las remembranzas antes de que nos despachen de este mundo, muchas veces sin contemplaciones bajo la fría mirada de los ajenos.
Parecería como que andamos empecinados todo el tiempo en romper la ley más antigua, la que llevábamos inscrita en el corazón desde que nuestra madre nos regaló la luz en un supremo esfuerzo en donde a veces se dejaba hasta la vida; porque ya son muchos los que duermen al sol del mediodía y viven como las lechuzas al abrigo falso de la noche. Porque se bebe sin sed y se come sin hambre, se ve sin ver y se oye sin la escucha atenta, al tiempo que buscamos el calor en los fríos brazos de la Luna y el frescor en el calor obsceno de las nuevas adicciones, mientras tumbados en el sofá contemplamos los destellos de la vida virtual desde la más absoluta ajeneidad, tan extraña a la privacidad del corazón y a la riqueza de la imaginación, tierra ésta en donde nuestros padres crearon dioses y leyendas y en cuyo suelo fértil plantaron la semilla del ser supremo del universo, o sea, tú y yo...
FELIZ AÑO 2010 A TODOS AQUELLOS/AS QUE DE UNA FORMA U OTRA SE HAN ATREVIDO A LEER MIS ESCRITOS EN ESTE BLOG....A LOS QUE NO, QUE LOS ZURZAN....;-))