jueves, 18 de noviembre de 2021

No borders for Love

Esta mañana la vida me ha hecho partícipe de un suceso de esos que te ponen pensativas las neuronas, cosa que aunque debería parecernos normal en nosotros, seres racionales, no lo es siempre, o al menos no con la frecuencia deseada.
Venía yo de mi retiro lector por la carretera, cuando me encuentro casi en medio de la calzada a dos bultos que, luego que me fui acercando, vi que eran dos perdices.
De todos es sabido que las perdices son aves sumamente asustadizas, que con nada que huelan y perciban la presencia humana echan a volar con su ruidoso batir de alas; eso es lo que creí que harían conforme me iba aproximando a ellas, pero no. 

Aminoré la marcha con el ánimo de no asustarlas, que uno no sólo respeta a las aves, esos prodigios naturales que desafían la tiránica ley de la gravedad alzándose sobre el suelo, sino que también las admira; quizá sea por eso mismo, porque con su vuelo vencen la condena de nuestra esclavo avanzar pasico a pasico, mientras ellas desprecian todo muro o frontera que tanto nos separa y nos limita el movimiento.
Así que lentamente paso por su lado mientras ellas avanzan a pata, nunca mejor dicho, hasta cruzar la carretera, la una delante, como indicándole el camino a la otra, con paciencia y con valor y poniendo su vida en riesgo, ya que mi coche apenas distaba unos escasos dos metros de la pareja.
Me doy entonces cuenta de que la perdiz que caminaba a unos centímetros detrás de su guía, como que le costaba cierto esfuerzo seguirla; se le notaba enferma, disminuida en sus energías, y que a duras penas podía seguir a su compañera...o compañero, vaya usted a saber...
Y entonces comprendí que la generosidad, el irracional amor, el cuidado de tus semejantes, no es unicamente privativo de los humanos, sino que también anida en el corazoncico tamaño piñón de aquellas dos avezuelas, que con toda parsimonia y esfuerzo, se ayudaban la una a la otra a seguir respirando vida a pesar de que los cañones de las escopetas de los cazadores, con la veda abierta, escupían pólvora, plomo y muerte por los montes aledaños.
 

viernes, 22 de octubre de 2021

En el otoño (homenaje a un amigo)

Nada más lejos de mi ánimo el dar lecciones, de nada ni a nadie y menos a ti, mi querido profesor de «mi peripatética facultad de letras y artes cinematográficas»; porque si de «aquella maniera» me siento universitario es gracias a las clases magistrales que me impartirste, paseo arriba, paseo abajo, mientras mirábamos con lujuria confesa aquellos rostros, aquellos culos y tetas que soñábamos saborear/sobar algún día, como así fue.

Qué bien se estaba entonces descubriendo los arcanos secretos de nuestra por aquel entonces breve existencia observando el pasar de la vida en flor, nosotros, jóvenes abejitas deseosas de hurgar y horadar y polinizar aquellas carnes tan prietas y vivas, mientras que por el aire circulaban como polen recién llovido semillas de Sartre, Cioran, Kafka, Hauser, Ford y El Capitán Trueno...La sabiduría encarnada en el deseo pecaminoso (Iglesia dixit...á la mérde!), o al menos no ajena sino más bien buena compañera del trasiego hormonal que experimentábamos.

Todo ardía en nuestros cuerpos casi vírgenes (o sin casi, depende de cómo y por dónde lo miremos), nosotros, inmortales, con la curiosidad rebullente y recién estrenada prestos a embarcar en la aventura de las aventuras, la de descubrir qué coño es Esto, que cojones soy Yo y dónde está el loco Dios que mueve, sordo y mudo, los hilos de mi escasa fortuna y mis abundantes desventuras.

Qué gozo entonces sentirnos vivos, con la memoria poco menos que vacía de mentiras y con el carcaj lleno de las flechas del amor. Qué vida aquella la de nuestra juventud a escasos años de nuestra cumplida mayoría de edad. Ahora, ahítos de desengaños y errores sin cuenta ni cuentos, vagamos por los recovecos de la memoria escuchando voces ya idas e imágenes de un tiempo en donde todo era novedad, días y horas recién estrenados, «descubriendo la pólvora» y dispuestos a usarla si fuera menester.

Ya ves que el otoño, el otoño del patriarca, me afecta, me inunda y me sobrepasa. Dicen que la nostalgia es como morir un poco; si así es, yo ya huelo sospechosamente a muerto por los intersticios de esta mi alma que algunos días y a ciertas horas, muere porque no muere.

 


 

lunes, 11 de octubre de 2021

Imagíname (Inner dialogues.- Oskar Wildest)

 

- Basta conque me imagines. Cuando me imaginas, me das vida, me creas. Porque, créeme, todo es producto de tu imaginación.

- ¿Tú y yo también?

- Tú y yo, y todos tus dioses. Fortalece tu imaginación, edúcala y crearás vida a tu alrededor, paraísos, pero también infiernos....De ti exclusivamente depende.

- No es fácil eso que dices...

- No, no lo es, pero merece la pena intentarlo.

- ¿Y cómo puedo empezar?

- Leyendo, escuchando buena música, contemplando un cuadro, escribiendo un poema...El Arte no tiene otra misión que despertarnos del sueño de la escasez y hacer que nos asomemos al Reino de la abundancia.

- Pero puedes perderte en ese viaje, hay mucho peligros...

- Ya te he dicho que no es fácil; en realidad ese es el Arte Supremo que los Antiguos practicaron y enseñaron desde los tiempos más remotos, cuando la noche se iluminó con la luz viva de las primeras hogueras.

Debes aprender a vivir entre dos mundos, -continuó hablando el anciano- tus pies deben guardar un estricto equilibrio entre ellos, porque del desequilibrio nace el dolor. Cuando uno de los dos polos prevalece, el cuerpo lo somatiza y nos lo comunica a través de la enfermedad. 

Pero no te preocupes en exceso, no te alimentes de miedo. Tendrás guías, guías muy poderosos nada más comenzar a dar tus primeros pasos por el Sendero. En realidad el Universo entero se regocija cada vez que alguien aquí abajo decide continuar la Obra de la Creación. Porque cada paso que des en ese sentido, harás que las Sombras retrocedan; es como una vuelta a aquellos tiempos primigenios en los que en el atardecer de los días, Dios y Adán caminaban conversando hacia el hogar, cansados y satisfechos del quehacer de la jornada ya acabada.

(Diálogos entre Mortilgher el Mago y Absun, el aprendiz de brujo. Oskar Wildest II)

 

lunes, 4 de octubre de 2021

La cárcel invisible


 

Pocas personas se dan realmente cuenta del batiburrillo mental que llevan a cuestas desde que levantan los dos párpados bien temprano por la mañana. Pocos son los que se paran a pensar QUIÉN o más bien QUIÉNES hablan, juzgan, dictan sentencias, discuten, se emocionan (para bien o para mal) dentro de su cabecica, justo detrás de los ojos, ahí donde muchos creen que habita el duendecillo, el juez o el fiscal, el contable, el enamorado o el avergonzado que mueve los hilos de nuestras vidas practicamente desde que empezamos a tener «uso de razón».

Sin embargo, miles y miles de autopsias establecen y dictaminan que ahí, en ese punto interior situado mahomenos entre ceja y ceja, no hay NADIE.

¿Entonces?

Esos personajillos que, al parecer, nos los hemos inventado (con mucha dedicación e ingente cantidad de tiempo; no fue fácil, no...) o nos los ha incrustado la sociedad y la familia desde nuestra más tierna infancia, manejan descaradamente nuestros pensamientos y emociones, nos imponen nuestras creencias e ideas, nuestra forma de ser, en definitiva nuestra manera de ver el mundo y a sus habitantes y hasta el estilo de cómo vivir «nuestras vidas».

No es nada fácil desenmascararlos, verlos en acción, contemplarlos en plena faena y ya no digamos anularlos y tomar el verdadero control de nuestras existencias, pero quizá eso sea precisamente la principal misión y trabajo mientras estemos por estos lares sea el tiempo que sea; decía a propósito de esto Oscar Wilde que la principal tarea del ser humano es la de crearse su PROPIA alma; tal vez tuviese razón el poeta...

 

Anyway, te propongo un sencillo ejercicio para empezar a tener un poco el mando sobre tu vida, o al menos empezar a sospechar que ALGO está jugando contigo sin que te des cuenta; ya avisaba de ello el psicólogo murciano Pedro Jara en su magnífico libro «Adicción al pensamiento», cuando aconsejaba a sus lectores que tuviesen sumo cuidado conque sus mentes no les engañasen.

Vayamos por tanto con el ejercicio o práctica en cuestión.

Cada vez que se te venga a la cabeza uno de esos pensamientos que te ponen «la sangre negra y se te sube la bilirrubina a la raíz de tu cabellera», y que notes que las emociones te desbordan y el grito o el exabrupto o el insulto llaman a la puerta de tu garganta, DETENTE, cuenta hasta 50 (los hay que lo hacen hasta 100) y luego permite a tus emociones manifestarse, a ver si el enfado ha cambiado en algo, si ha perdido intensidad, si la palabra se ha moderado y el grito ha sido postergado.

Haz lo mismo cuando después de leer o escuchar a ese OTRO/A al que Sartre calificaba como «el verdadero infierno», tu fiscal y tu juez ya están listos para emitir un veredicto y una sentencia.

A lo mejor de esta manera empiezas a ser un poco más dueño/a de ti mismo/a, dueño o dueña de ese DON que nos dieron a todos por el simple hecho de venir a la Vida y por supuesto sentirnos vivos, para lo bueno y para lo no tan bueno, pero vivos y coleando.

Prueba a ver. Aunque sólo sea por intentarlo, ya merece la pena.

 

 

domingo, 3 de octubre de 2021

Catedral


Dicen que hubo un tiempo

en que la luz era piedra viva,

cuando la palabra escalaba alturas

desde las que derramarse,

y en el que los hombres arañaban

los sueños más hermosos

del dios que ellos mismos edificaban.

Aquellas rosas iluminadas

sostenidos sus cielos por gráciles columnas,

cobijaban altares y capillas

ante los cuales se ofrendaban

las silenciosas oraciones de sus gentes sencillas,

sangre y sudor, trebajos, dolor, penas,

gozos pequeños y pronto caducos,

alegrías sinceras poco transitadas,

a la luz de humildes plegarias

que cobijaban con su tenue fulgor

ilusiones vanas, sueños, esperanzas.

 


martes, 27 de julio de 2021

Por ti, sin ti

 

Shhhh...Calla, deja por un momento de centrarte en tu vida, esa que te habla desde que te levantas por la mañana hasta que cierras los postigos del alma por la noche...Shh...Mejor cállate. Escucha....

Ahí tienes a tus pulmones intercambiando el aire que sale por el que entra. Entra y sale, entra y sale, sin que tú tengas que ver nada en ello.

Siente a tu corazón, ahí está, desde que te engendraron tus padres no ha parado de bombear sangre, bip, bip, bip....

Entra en tu estómago, la oficina de la salud y del bienestar que dijo Cervantes, allí donde la comida y la bebida que ingieres se convierten en energía para que vivas y te muevas..

Observa ahora a tus piernas, tus brazos, tus manos, ahí los tienes, prestos a coger, soltar, abrazar, sostenerte en pie, andar, correr, acudir....

Céntrate en tus ojos, en tus oídos, ellos escriben cartas a tu cerebro sin descanso para que desde allí puedas crear todo lo que te rodea y darle forma y sonido...

Tu cerebro... Desde ese lugar todo, absolutamente todo nace... el canto, la mirada enamorada, la piedra sagrada de las catedrales, tu hogar, el rumor de las olas, de las hojas, de la hierba, del viento, el perfume y su opuesto...

Contempla tu piel, la muralla que mantiene apartado al enemigo, pero también la puerta a la caricia, al abrazo, al beso; el tacto del gusto que saborea la birra fresca o el agua, la paella que tanto te gusta, cualquier manjar o bebida...

Siéntete entero/a, hermoso/a...Shhh, no hables, no juzgues. Eres un milagro, y ya va siendo hora de que lo sepas, de que seas consciente de ti, de que no puedes seguir ni un día más interfiriendo en tu «modo normal» de ser feliz.

Vuelve a tus pulmones, a tu corazón, a tu estómago, a tu piel...Ahí están, donde siempre, haciéndolo lo mejor que saben y pueden, todo por ti, porque te lo mereces....

Shhh, calla, no pienses...Siente, sólo siente.....Eso es. Apenas controlas nada. Lo hacen todo por ti, sin ti, por ti, sin ti, por ti.....

 

domingo, 13 de junio de 2021

Vanidad en la palabra

 

                                                  𝗬 𝘀𝗶 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝘀𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼 𝘆 𝗱𝗲 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮 𝘃𝗮𝗻𝗮
                                                  𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗺𝗼𝘀,
                                                  𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗮𝗿 𝘆 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿 𝗮 𝘁𝘂 𝗶𝗺𝗮𝗴𝗲𝗻,
                                                  𝘆 𝗮 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗺𝗲𝗷𝗮𝗻𝘇𝗮
                                                 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗲 𝗱𝗲 𝘁𝗶 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮
                                                 𝘁𝗲 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲
                                                 𝘆 𝘃𝗮𝗰í𝗲 𝗲𝗹 𝘁𝗲𝘅𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝘂 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮, 𝘆 𝘀𝗼𝗹𝗼
                                                 𝘀𝗲 𝘁𝗲 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗲
                                                 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗯𝘂𝗲𝗻𝗮 𝗱𝗶𝘀𝗽𝗼𝘀𝗶𝗰𝗶ó𝗻 𝗮 𝗮𝗺𝗮𝗿𝗹𝗼 𝘁𝗼𝗱𝗼
                                                 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝘂𝘃𝗶𝘀𝘁𝗲
                                                 𝘆 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗰𝗲𝗽𝘁𝗶𝗯𝗹𝗲 𝘆 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗶𝗰𝗶ó𝗻
                                                𝗱𝗲 𝘁𝘂 𝘀𝗲𝗺𝗯𝗹𝗮𝗻𝘇𝗮.

domingo, 18 de abril de 2021

B.B.

Confieso que me ha cogido por sorpresa el saber que era tan mayor. Sus 86 años deslucen (¡Ay, el tiempo, cómo destiñe los recuerdos...) la imagen vigorosa y sensual de uno de mis mayores mitos eróticos. Y es que madame Bardot, la Brigitte, la francesita de labios carnosos que mi imaginación los hacía cumplidores al tiempo que modélicos, viva todavía, completará este año (Año II de la Pospandemia) allá por septiembre su 87ª vuelta alrededor del sol.

Aquella BB sensual donde las haya y tan apetecible, al igual que The Beatles, o The Rolling Stones, o Bob Dylan y tantos otros maestros del arte y de la imaginación, fue uno de aquellos "objetos pop de culto" que la dictadura franquista nos robó a los jóvenes y no tan jóvenes de aquella maravillosa década de los 60 de la que tuvimos noticias completas tarde, demasiado tarde para alistarse uno en sus filas y defender o saborear los ideales y las imágenes de todos aquellos mis héroes de leyenda juvenil, que en aquellos dos históricos lustros pasearon su existencia por el calendario en sombras de aquella España cuartelaria de misas y rancho pobre.

Aquella francesita prototipo de la Lolita de Nabukov, la de la voz insinuante de la primera versión de
"je t'aime, moi non plus", la musa francesa que exportó su imagen y semejanzas a todo el mundo hasta hacer exclamar a De Gaulle que junto con la Renault, era el objeto mejor exportable de la douce France, llegó tarde a mi vida, como tantas cosas para los de mi generación de confesionario y viernes de pasión y penitencia.

Pero como más vale tarde que nunca, el icono sexual de los 60 (tarde, muy tarde, ya digo) se me presentó una noche en la pantalla del
cine Galindo susurrándome deseos inconfesables mientras su esposísimo, un tal Roger Vadim, me comunicaba por el otro oído el mensaje principal de aquella velada de cine y pipas: «Y Dios creó a la mujer», película que el clero hispánico miraba con lupa y tijera en mano haciéndole cortes y más cortes, tantos que a los púberes de aquellos tiempos nos dolían como si nos los estuvieran haciendo sobre nuestra propia piel. Fue entonces cuando comprendí el Génesis nunca escrito de mis sueños y ya todo no fue igual, a pesar de que Moisés se empeñó durante años en recitarme una y mil veces el Decálogo judío desde la cumbre de su Sinaí.

Su recorrido posterior por los salones de la política me resbalan por los canalillos del olvido...Que si defendió a los animales pero atacó a los inmigrantes, que si esto y lo de más allá...El hecho es que la irrepetible B.B. vive recluida desde hace más de 30 años en su mansión, La Madrague, cerca de Saint Tropez en el sur de Francia, una casa-refugio, donde vive acompañada por más de 1.000 animales abandonados que ella se encarga de recoger y alimentar. “Un día decidi que los animales me necesitaban más que la industria del cine y nunca me arrepentí de retirarme por ellos”. Desde ese día, sus apariciones en prensa son limitadas: “El mundo de hoy en día no me gusta; si fuera diferente quizás viviría menos retirada”, recalcaba la diva.


BB, la única "gabacha" a la que concedería mesa, techo y cama (bueno, lo de cama es mucho decir) se me quedó hospedada en los circuitos más nobles de mi memoria como lo que fue y representó en la vida de tantos hombres de mi quinta, de cualquier longitud y latitud de este planeta, como la compañera a la que alguna vez quisimos tener y poseer, aunque sólo fuese por alardear de hembra o por aprender su lengua, que era tan dulce entonces como la geografia de piel y besos de su cuerpo.
Dios me perdone y nos tenga a los dos en su bendita Gloria cuando haya menester.

 

 


 

martes, 6 de abril de 2021

¡Decídete!


 


Tengo 5 euros para irme bien en taxi o en bus.
Si me voy en taxi no hay problema pero si me voy en bus tengo dos posibilidades: 
Que conozca a una mujer o que no lo conozca.
Si no la conozco no hay problema, pero si la conozco tengo dos posibilidades: 
Que me enamore o que no me enamore.
Si no me enamoro no hay problema, pero si me enamoro tengo dos posibilidades: 
Que me case o que no me case.
Si no me caso no hay problema, pero si me caso tengo dos posibilidades: 
Que tenga hijos o que no tenga. 
Si no tengo no hay problema, pero si tengo hay dos posibilidades: 
Que sea hombre o mujer.
Si es mujer no hay problema, pero si es hombre tengo dos posibilidades: 
Que vaya a la guerra o que no vaya. 
Si no va no hay problema, pero si va, tengo dos posibilidades: 
Que muera o que no muera.
Si no muere no hay problema, pero si muere tengo dos posibilidades: 
Que se vaya al cielo o al infierno. 
Si se va al cielo no hay problema, pero si se va al infierno.....
Bah...¡mejor me voy en taxi!

lunes, 22 de marzo de 2021

A papá

 

En esta foto, posiblemente de los años 50 del pasado siglo, figuran tres «josés» que de una manera u otra marcaron mis años de infancia y adolescencia. Destaco de entre ellos al tercero por la izquierda, mi padre, José Antonio Almela Pujante, persona cuya bondad dejó honda huella en mí, en su esposa, mi madre, en mis hermanos y en todas las personas que lo llegaron a conocer durante los 79 años en los que paseó su buen hacer, su profesionalidad y su bonhomía por el trozo de historia que le tocó vivir en este planeta; historia densa, llena de acontecimientos, unos felices, otros no tanto, penas, goces, trebajos, sucesos muchos de ellos que me transmitía en tantas y tantas noches en las que, a pie de la radio inseparable que nos informaba y distraía al acabar la jornada, supe en conversaciones inacabables de sus inquietudes, sus «aventuras» en el Madrid convulso que vivió durante su servicio militar, en resumen de su pasar por la vida apagada y gris en la que España quedó sumida tras la guerra entre hermanos casi recién terminada. Todo ello formó y conformó mi conciencia, mi carácter, mi forma de ver y enfrentarme con el día a día.

Que hoy sea «su santo» y que como padre que fue el calendario me lo recuerde, me ha traído su ser a mi memoria, memoria y recuerdos de los 32 años con los que conviví con él y que permanecen aún frescos en lo más profundo de mí.

 Hay personas, dicen, que sólo mueren verdaderamente cuando tus recuerdos de ellas desaparecen, bien por el trágico sumidero del olvido o porque pasando uno de esta vida a «la otra vida posible» tras el portal de la muerte, la ceniza y el polvo del que brotó la existencia vuelven al terruño del que cobraron vida y movimiento; lejos yo todavía de lo uno y de lo otro aunque asumiendo que ya pocas cimas del calendario me quedan por escalar, hoy fijo mis recuerdos en él, agradecido por tanto como me dio.

 Papá, algún atardecer, junto a la radio otra vez, reanudaremos las conversaciones inacabadas que se quedaron sobre la mesa mientras la mamá, testigo fiel y ocupado, finalizaba alguna de las eternas tareas de aquellas «amas de casa» de antaño, ....que si coser, que si remendar, planchar... conque las madres apagaban los días al tiempo que, sin solución de continuidad, encendían el próximo amanecer aún sin alumbrar.

Que aún tenemos muchas cosas que contarnos, compañero, papá, muchas cosas, compañero....

 

domingo, 21 de febrero de 2021

A hombros de gigantes

En aquel ya lejano año de 1968, la juventud se levantó en gritos y protestas pidiendo un mundo mejor. Las violentas manifestaciones de Paris en mayo de ese año fueron quizá las más famosas, pero ocurrieron en muchas otras ciudades del occidente libre (en España mucho menos por aquello de que aquí mandaba un general, pero también) cuando trabajadores y estudiantes protagonizaron violentas algaradas callejeras que pusieron en jaque al Sistema.

Unos pocos años más tarde, las calles españolas también hirvieron de manifestantes cuando el dictador Franco estaba ya en las últimas y se pedía con urgencia pasar página a la Historia y entrar en la «normalidad democrática» de la que ya disfrutaban hasta los portugueses.

Hubo «héroes» entonces y los movimientos reivindicativos tenían valiosos referentes del mundo del arte. Afuera de nuestro país sonaban los Beates, Rolling, CSN&Y, Pink Floyd, Dylan y un largo etc, y por el suelo patrio la juventud mayormente, aunque gran parte de la sociedad participó de alguna manera en la ocupación de calles y plazas, se alimentaba con los trovos y melodías de gentes como Serrat, Luis Pastor, Labordeta, Paco Ibáñez, Llach, Raimon y otro largo etc..

Nuestras peticiones se sustentaban sobre los «hombros de estos gigantes»; eran personajes que aunaban la protesta con la música y la poesía más inspirada, reivindicativa y creativa; sus canciones convertidas en himnos resonaban por todas partes y con ellos y con nuestro juvenil ímpetu, empujamos al viejo régimen a desistir en su vergonzosa prolongación en aquella agonía dramática.

Había un ideal por el que luchar, traer de vuelta la democracia al país, y con ella las libertades cívicas que tanto echábamos de menos y por tanto tiempo. La «revolución» se instauró en las calles, en las tertulias, en los medios, en los institutos, en los centros de trabajo, en las universidades, y hubo actos violentos, sí, porque el lazo de la inercia a «dejad hacer/dejad pasar» era muy fuerte todavía en algunos estamentos de la sociedad española de aquellos primeros años de la década de los 70 del siglo pasado. Y hubo represión, dura, sin contemplaciones, y muchos visitaron las cárceles por sus ideas y por expresarlas. Pero había más que ganar que perder y sabíamos además que detrás teníamos a los mejores, músicos, poetas, intelectuales,escritores, directores de cine, periodistas...políticos en el exilio desde el que nos aseguraban que aquella lucha tendría irremediablemente un final, un final esperanzador, y que ganaríamos.

Lo repito, caminábamos hacia la incierta gloria sobre HOMBROS DE GIGANTES.

Ahora si echamos una mirada al presente gris de estos días, tan horro de buenas espectativas y con la duda y la angustia instaladas en nuestro quehacer diario, con una parte muy importante de la sociedad productiva en sus horas más bajas asediada por la pandemia del Covid-19, la juventud o parte de ella también se ha echado a la calle; y sí, hay violencia, y algaradas que incendian la noche de algunas de nuestras ciudades más emblemáticas, Madrid, Barcelona, Valencia...

Hay indignación y hartazgo, desilusión, algo de desesperanza y mucho cabreo. Promesas incumplidas, engaños...Todos o casi todos nos sentimos huérfanos, porque vemos cómo nuestros líderes políticos y religiosos son incapaces de mejorar su pésima gestión de este crisis que parece vino para quedarse largo tiempo, demasiado.

Sin embargo, la realidad que envuelve ambos aconteceres, la de los movimientos estudiantiles y obreros del mayo de 1968 y esta que nos ocupa y preocupa, es muy distinta, porque hoy en día escasean los referentes en los que podamos mirarnos y vernos como héroes de un porvenir que pedimos mejor, más justo.

Y es que, entre otras cosas, ya no hay líderes intelectuales que nos guíen con su sabiduría, ni «cantantes protesta» cuyos himnos iluminen las mentes y los corazones de los que salen a las calles a prenderle fuego a los contenedores y a pelearse con una papelera, mientras arrancan adoquines del pavimento para arrojárselos a los guardias, guardias que ya no «visten de gris» y que son producto de una sociedad democrática ampliamente respaldada por todo el mundo occidental.

Ahora, los referentes causa de este trajín son personas cuya poesía y música es la brutalidad hecha palabra, es el silabeo soez, la estética hecha lodo maloliente con el que enmierdar esta «noche oscura del alma» por la que transitamos.

Tampoco tenemos referentes en nuestros líderes políticos y religiosos...Muchos de estos últimos han demostrado fehacientemente su absoluta falta de fe, de esperanza y hasta de caridad subvirtiendo con su egoísmo los principios en los que está o debería estar basada toda su arquitectura piadosa. En cuanto a los líderes políticos, más de lo mismo. Ya no hay exiliados a los que admirar, sino cobardes fugados de la justicia; tampoco vemos honradez ni espíritu de servicio en otros que viendo el río revuelto, han sacado la caña a ver si pescan, y si pescan, que sea para su mesa y mantel de poder y para sus estómagos agradecidos.

Desde siempre, todo guerrero (no confundir con soldado, no es igual) ha necesitado para sus gestas un cantor que le ponga arte a su épica, un líder que lo conduzca y un fin digno en su batallar...y armas «sagradas» con las que salir a la batalla, la belleza, la inteligencia, el valor, y un dios al que entregar los frutos de la victoria... o el alma noblemente rendida ante la derrota.

Es así como se honraban los pueblos a sí mismos y a sus gestas. Ahora tenemos como trovadores a unos tipos escasos de neuronas que confunden la música con el berrear de los becerros, como líderes a traidores, cobardes, pillos y ladrones, todo esto enmarcado en un horizonte de libertad regalado en el que no hay deberes ni obligaciones; es un patio de monipodio en el que las ideas de amejoramiento del mundo huelgan y lo único que importa, al parecer, es tirarlo todo abajo para que del caos surja el Hombre nuevo....con el mismo ADN de su predecesor, con sus mimos errores, vicios, muros, exclusiones, un mundo egóico del que no obtendremos sino más de lo mismo.

John Lennon ya lo dijo en aquel legendario año de 1968: la única y verdadera revolución no es la cambiar el mundo, sino la que conlleve el cambio de ti mismo; lo demás, se nos dará por añadidura.

 


 

jueves, 11 de febrero de 2021

En el bosque

 


¿Podrá algún dios traer de vuelta aquella noche,
en la que como dos ladrones de la luz y de las horas
nos amamos sin verbo ni medida sobre la hierba,
bajo las tibias hojas verdes de aquel silencioso bosque?

 

domingo, 31 de enero de 2021

THE PAINTER (el pintor)

 

En actitud meditativa estás

cuando tú ya no estás.

Porque solo queda la mano,

el pulso atento,

el disfrute.

Ni el tiempo se molesta en pasar,

porque si atentos estamos,

el tiempo, al no estar tú,

él tampoco está.

 

viernes, 15 de enero de 2021

Ültimos paseos con Karen

 


La noche ya le pisaba las horas a la tarde. Paseábamos de vuelta a casa por el ancho y espacioso paseo del lago, con el ultimo sol rielando entre el espeso follaje del cercano bosquecillo del parque justo a nuestra izquierda.
Alguna ráfaga de viento desprendía hojas de los altos plátanos y abedules, lo que nos recordaba que a pesar del buen ambiente, el verano hacía días ya que había dado paso al otoño.
Era muy agradable recorrer aquel largo sendero del parque de regreso al hogar, con el rumor del agua a un lado y el bulle bulle lleno de vida de los pájaros al otro, después de otra jornada agotadora pero feliz en resultados; mientras caminábamos por el amplio y solitario bulevard, la paz lo llenaba todo.
Karen se agarró a mi brazo y sin decir palabra alguna, compartió conmigo aquel silencio natural en donde lo humano, a menos que callara con la boca y el pensamiento, parecía estar de más; era una invitación muy especial de aquella hora mágica en aquel sitio no menos mágico, por lo que andando sin prisas y con el corazón latiendo quedamente, únicamente nos quedaba ejercer la sumisa contemplación, ver los colores apagados de la vieja tarde, los relieves quedos de las cosas, escuchar el ir y venir de las olitas rompiendo en la playa y el discurso pequeño y brillante de las aves; disfrutar, en suma, de la sinfonía verde ocre de las hojas del cercano bosque sintiendo y aspirando la pureza del aire, su natural fragancia, caminando de vuelta al hogar, en paz.
Pensé en todo aquel regalo que la vida nos estaba ofreciendo en ese instante y me detuve. Quise atrapar de alguna manera el presente en el que estábamos, hacerlo eterno, quedarme así, allí, con Karen a mi lado, con el tiempo detenido en nuestros sentidos.
Había unas escaleritas de piedra que bajaban al lago y en uno de sus peldaños nos sentamos. Le di un buen trago a mi botellín de agua y saqué el tabaco. Abrí la cajetilla, ofrecí a Karen un cigarrillo, yo cogí otro, les prendí fuego a ambos y aspiramos profundas caladas echando humos por nariz y boca como corresponde; locura, diréis, y no os lo negaré, pero en las celebraciones humanas la irracionalidad no siempre está ausente.
No era momento del examen conductual, mucho menos moral, sino de añadirle placer al placer de ocupar aquel lugar en el espacio y en el tiempo, y los hay como nosotros que en el fumar lo encontramos, y con ello celebramos eventos como aquella hora infinita, verdadera joya para el recuerdo...
Me pregunto desde hace algún tiempo qué son y de qué materia están hechos los recuerdos, cuál es su utilidad y si la memoria los guarda con fidelidad, o si más bien se van ajando y desdibujando en la galería entrópica del tiempo, componiéndose entonces imágenes y sonidos hechos de retazos de lo que realmente sucedió y que ya tienen muy poco que ver quizás con lo que de veras ocurrió.
Quizá pasado un tiempo, todo se diluye, excepto tal vez las pinceladas maestras de aquel cuadro que pintamos con el deseo o el temor, y que ya son pálidos reflejos de lo que alguna vez sucedió...
Recordar es práctico, útil, necesario para vivir. La memoria es como un mapa de lugares, personas y acontecimientos con las rutas ya trazadas por vividas, y que en muchos modos nos ayudan a vivir el presente, con la lección del pasado superada - o no, como suele pasarnos- y previniendo el futuro más o menos cercano. Datos, fechas que celebrar o maldecir, rostros a los que nombrar, números que nos identifican...Todo eso es cierto, sin embargo yo hablo del recuerdo del sentimiento; esos retazos de memoria que quedaron de aquellos minutos, horas, quizá días, en los que sentiste la sangre bullir por tus venas con especial velocidad al ritmo del gozo que experimentabas en ese instante, del estado de bienaventuranza en el que vivías sin pensar casi en qué ocurría a tu alrededor, tan obcecado estabas en sentir que el universo y tú girabais al unísono como un único cuerpo, compartiendo la misma alma, idéntico destino...¿Qué propósito tiene todo ese lote de pasados momentos de plenitud si no es el olvido, o peor aún, la nostalgia que se acrecienta con los años mientras los revivimos?
El gozo de sentirte pleno, feliz, te hace avaro, te despierta el miedo a la pérdida de ese instante y por un momento ese trozo de tiempo del que disfrutas se te vuelve amargo ante dicha amenaza...
(Continuará)