Paseo por uno de los barrios soleados de Priego de Córdoba. Es el primer día del nuevo año y apenas son las 10 de la mañana, cuando me topo con una terraza de un bar establecida en la acera. Me siento a tomar mi segundo café -esta vez con leche- con unos churritos en paz y mecido por el silencio y la tranquilidad de la hora.
No hay nadie a mi alrededor; miento. Acaba de sentarse en una mesa cercana un hombre al que le supongo cercano a los setenta años, desaliñado, pobre de vestimenta y sin afeitar. Por su aspecto tristón y solitario puedo colegir que no ha pasado una Nochevieja demasiado feliz, aunque las apariencias engañan a veces.
Se sienta a una mesa y pide una cerveza que se la bebe a morro, sorbo a sorbo, despacio, como para no gastarla demasiado pronto; cerveza a estas horas....Veo que deposita sobre la mesa una especie de bolsa de aseo de algo más de un palmo de longitud; descorre una cremallera en su parte superior y al doblar la solapa observo que dentro de la bolsa hay una jaula pequeñita y dentro de la jaula un canario.
Orienta la bolsa para que el sol caliente al pajarillo -no estamos a más de 7ºC, según pude comprobar momentos antes en un termómetro al aire libre de una farmacia- y mientras lo mira con gesto enternecido, le echa algún que otro tiento tímido a la botella de cerveza. Y me da por pensar, cosa que en esta nueva etapa de mi vida hago quizá en demasía. No obstante, un MJP debe honrar el club al que pertenece...
Que si móviles a tutiplén, que si interneses con sus
chats, sus
feisbuks y sus
tuiters, tropecientas cadenas de televisión, mucha comunicación, mucha, amigos, pero la estampa que se me ofrece ante mis ojos es de soledad, de soledad amarga, de la que quema el alma y deja seco el corazón: Hoy, Año Nuevo, un hombre camino de su ancianidad y su amigo del alma, quién sabe si su único amigo, un canario; eso es todo.
Buscando, buscando dioses después de arrojar de su pedestal al Dios de siempre, pienso que con la Ciencia hemos construido un nuevo ídolo, manía inveterada de los humanos a través de todas las épocas; un ídolo al que desde hace casi tres siglos le venimos pidiendo salud, bienestar, riqueza, seguridad, longevidad y más allá. Pero la vida real, la que vemos todos los días, se resiste a tal empeño.
La terrible condición humana tumba una y otra vez todos los intentos de alcanzar el añorado paraíso en esta tierra. Y yo me pregunto. ¿Qué estamos pasando por alto? ¿Qué se nos escapa? ¿Por qué las previsiones de algunos hace siglos no terminan por cumplirse?
La crisis que actualmente padecemos -unos más que otros, claro- casi nos ha pillado en bragas y en calzoncillos y los premios nobel de economía en la inopia, al parecer.
La medicina avanza a pasos agigantados, pero el número de enfermos también. Comemos mejor, somos más altos, más guapos -sobre todo más guapas- y sacamos pecho, pechuga, culo y músculo ante el espejo; el de toda la vida y ante el espejo de los ojos del prójimo para subir la autoestima; pero los obesos son cada día más y más, mientras que lo opuesto, la anorexia, nos pone ante la tesitura de que quizá tengamos que dejar de pensar con el estómago, liberándolo de nuestras angustias y ansiedades.
A todo esto no sabemos qué hacer con el corazón y sus emociones y confundimos la prisa con la velocidad, muriendo en cualquier cuneta de cualquier carretera. Sangre joven la mayoría de las veces, derramada en sacrificio ante el altar de eso que llaman "progreso" y al que Chesterton imaginaba jadeante y con ganas de descansar de una vez y parar, aunque sólo fuese un momento
Nos lavamos y nos perfumamos hasta la saciedad -¿estamos realmente tan sucios? ¿Olemos tan mal?- a tenor de lo que vemos en estas fechas en la
publi de todas las telekakas, pero envenenamos la tierra y las aguas, quemamos selvas y bosques y hacemos más ruido que nueces en nuestras ciudades, concebidas y hechas para
don automóvil como los ciezanos podemos fácilmente comprobar a poco que salgamos de nuestros "castillos-hogares".
Cristianismo, socialismo, comunismo, cientismo, capitalismo...Todos esos "ismos" y muchos más, tienen en común su sincero deseo -al menos en sus comienzos- de cambiar radicalmente la sociedad para hacerla más justa, más racional y equilibrada en sus riquezas y en sus penas....¿Lo consiguieron?
Me termino mi "cafe au lait", me fumo mi primer cigarrillo al solecico de la mañana cordobesa y prosigo con mi paseo. A punto estoy de pisar un charco de vómito producto de la juerga de alguien la noche anterior...¿Es eso la felicidad? ¿Tenemos más porque somos más felices, o es que simplemente somos más felices porque pura y llanamente tenemos más? No es cuestión baladí lo que planteo. Si la felicidad consiste en tener más, creo firmemente que no habrá suficiente para todos...
Crisis aquí y ahora.La madre de todas las crisis, parece ser.
Los países del norte contra el sur europeo, el sur del sol, de las playicas y paseos por la naturaleza, el sur de los inviernos templados, de las noches en las terrazas y cenas al aire libre en amigable charla bajo las estrellas; en definitiva, el sur del bien estar y del buen vivir al que quieren someter a disciplina de fábrica los que nacen, crecen, medio viven y mueren bajo el frío, la destemplanza de sus climas, la aridez de sus cuidades diez meses al año e incluso más.
Los que nos "invaden" nada más asomar mayo la ceja por el calendario con su beber sin cuento, sus "balconing" y otras chanzas estúpidas muy de su estilo...Esos que ahora nos dicen que ahorremos alegrías, cantos, siestas catrales, raticos al sol, noches agradables y madrugadas de chocolate y churros. Los austeros, los puritanos del Gran Norte.
Austeridad en el comer, en el beber, en el vivir, en el descansar, en el dormir, no fumar, no comer esto y lo de más allá, cuidado con lo que dices, con lo que bebes, con lo que haces dentro y fuera de tu casa, productividad, productividad...La
ética protestante contra el buen vivir de los países católicos del sur....¡Joder, joder, joder! ¿No será que esto de la
Crisis no es ni más ni menos que otra versión de las "
guerras de religión" de toda la vida?
Yo, por si las moscas, me haré pagano, erigiré estatuas a Baco y a Priapo, adoraré a Artemisa y a Afrodita, honraré con mi cólera a Marte - el guerrero y la diosa del amor se llevaban muy bien, a pesar de todo- y me pondré a los pies del Buda cachondo, sonriente y gordinflón. Total,
p'a lo que hay que ver....