Hay momentos en los que a uno se le enreda tanto
el deseo de lo que debería ser con lo dicen que es,
que no atina a discernir con claridad
entre aquello que mi razón me dice que ocurre,
de lo que realmente percibo y que no está oscurecido
por la labor rutinaria de la voluntad y la memoria,
hasta parecer que es puro sueño lo que pienso
o quizá sea mejor nombrarlo pesadilla.
Los "por qué a mí, por qué aquí y por qué ahora"
se diluyen en la incertidumbre del que pregunta,
no obstante poseer la respuesta cierto grado de certeza
cuando se me paga con la misma moneda
clamando la conciencia, siempre tan al quite, tan cercana,
desde el profundo anonimato de mi existencia:
¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no....?
2 comentarios:
Duro poema filosófico, Almela. Después de todo llevas razón el las respuestas a tanto por qué, aunque cueste reconocerlo, claro.
Saludos cordiales. J.C.
Se trataba de eso, de reconocer lo obvio aunque no lo parezca.
Un abrazo, campeón.
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