miércoles, 3 de octubre de 2007

En los tiempos de Hécate


Hay días en los que las sombras son demasiado alargadas, los sentimientos lloran de amargura, las heridas sangran al menor roce, los espacios se llenan de vacío monocolor, las emociones ahogan el alma, el futuro es recuerdo estéril y el pasado historia venidera preñada de derrota.
Hécate nos sumerge en la opacidad de la vida y nos asoma a un mundo desilusionado, en donde los árboles se desnudan de vida ante la mirada callada de un cielo inabarcable.
Por desiertos ando hoy, en busca de mi dama, la que me vistió de jugosos frutos y de semillas de esperanzas cuando el Rey, en su camino hacia el norte, soñaba con los brazos amantes de la hija de la luz.
Pero aún mis pies no han siquiera hollado los peldaños fríos de los palacios del invierno, cuando la noche borre todo rastro de mí antes de que una virgen vuelva a parirme de nuevo.