sábado, 22 de marzo de 2008
La vie en rose
Dicen que la memoria es selectiva, lo que viene a significar que de los recuerdos del pasado ella sólo atiende a aquellos momentos agradables vividos por la conciencia; es más, si el pasado no fue grato, la memoria los viste “de rosa” como vulgarmente se dice.
Y a esto ultimo quiero referirme.
Lo anterior es científico, quizá comprobable por el bisturí del neurocirujano o por los electrodos puestos por la medicina sobre ciertas áreas del cerebro.
Pero yo pienso que la ciencia, aunque hubiese otra explicación (que no digo que la haya) la rechazaría por los propios presupuestos empíricos a los que está obligada a servir para seguir siendo lo que es, una disciplina universal de conocimiento.
Sin embargo, sin perderle el respeto a los “sacerdotes del laboratorio”, yo tengo si no otra explicación a esa coloración rosa de lo ingrato llevada a cabo por la memoria, sí al menos una intuición explicativa que sólo se la expongo a los amigos en que confío y de los que no espero malos rollos ni malentendidos.
Intuyo, me gusta pensar, que dentro de mí hay como algo que no sabe vivir en la tristeza, que no conoce ni le interesa el miedo, que desconoce la angustia, que juega a vivir, y el jugar siempre es fuente de placer; ese "algo" (por llamarlo de alguna forma) vive mis experiencias desde otro punto de vista, como el puer que nunca para de asombrarse y de aprender a través de la Vida y ello siempre es fuente de gozo, sea lo que sea que ocurra "ahí afuera".
De esta manera, mientras yo vivo con ansiedad la entrada al trabajo algunos días, o me inunda la depre ante un verano ardiente como el de 2003 (quede constancia que odio el calor exagerado del sur), o me entristece la rutina de los momentos que se suceden uno tras otro sin solución en el tiempo…ese "algo" juguetón que me habita en lo más profundo e ignoto de mí ve las cosas con otro mirar, desde otro ángulo, siempre en positivo, siempre buscando la belleza (y encontrándola) detrás de cualquier situación displacentera.
Y esa intuición la tengo casi todos los días cuando me vienen rebufos del pasado, de esos momentos en los que “no me sentí a gusto” con el presente, pero los revivo con un placer que mi conciencia (ella siempre tan vigilante) rechaza e intenta arrojar dicho sentimiento al cubo de la basura del olvido porque en su visión tan “real” de lo que acontece, me dice que “así no pasó”, que aquello lo experimenté con dolor, con desazón……
Sin embargo la sensación revivida es real, muy real, porque por breves momento la alegría se me cuela por dentro y mi corazón salta de júbilo; y desde hace un tiempo sé que mi corazón no me engaña; eso tiene mucho de verdadero, al menos para mí.
Por todo ello, cuando me siento mal en cualquier momento del presente, me gusta pensar que “no todo mi yo” está sumergido en ese lapsus de tiempo en el que lo estoy pasando mal; hay otra parte de mí que seguro está adornando el momento amargo de tal manera, que cuando lo recuerde en cualquier esquina del futuro lo volveré a vivir de forma muy distinta; quizá, y ya puesto a ser creyente, ese algo tan poeta me sobreviva tras la muerte porque supo leer la vida de la única manera que hay que hacerlo, con amor y llena de paz...Item más, tal vez sea eso y sólo eso lo que quede de nuestro fugaz paso por la Vida.
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2 comentarios:
bendita tú también, porque sabes impermeabilizar los recuerdos, consiguiendo la inenturbiabilidad, para revivirlos inmaculados después, gracias a ese algo-intución. yo disfrazo, enroso, incluso tengo que acordarme de que lo mejor todavía está por llegar para no caer triste.
Es un buen planteamiento ante(o en) la vida. A veces olvidamos que podemos decidir como asumir las situaciones. Tendré que hablar un poquito más con mi"algo". Un saludo.
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