martes, 11 de marzo de 2008

En la playa


Horizontes inabarcables,
el mar abraza con su tibieza cálida mi somnolencia.
Las horas pasan imperceptibles,
como briznas de tiempo
creciendo silentes en la conciencia.
Los deseos despiertan sobre la arena
cuajados de sol, espuma y agua.
Al compás de la brisa,
el ocioso estío se mece
al ritmo sensible de las olas
y los sueños más hermosos,
apenas inaudibles,
desfilan sin mácula por el azul
a lomos de las gaviotas.

(Courtesy of Shelvs, Prince of Summer)

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