jueves, 17 de abril de 2008

(Destraler) Respuesta a un solitario


Al leer tu nueva despedida del foro, que espero sea temporal como la anterior, me seduce la idea de copiarte algo del gran Fray Luis de León cuando en su poema “Canción de la vida solitaria” dice:

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido


Cultivar un jardín es, al igual que el escribir un poema o una canción, o pintar un cuadro, la imagen emergente conque la belleza viste las experiencias del alma, siempre oscuras, llenas de hondos vacíos en donde relumbran luces desconocidas que dibujan nuestros perfiles en las paredes viscosas de la vida; así debió verse Jonás los tres días que estuvo en el vientre de la ballena, fecundando, incubando la nueva imagen de su vida, la necesaria para cumplir con el mandato de su Dios que el mismo había postergado.

Otros emprenden caminos llenos de aventura y riesgo como Ulises y Telémaco, ambos al común encuentro, el del Padre con el Hijo y el del Hijo con el Padre...Otros, ayudados unicamente con la música de su arpa como Tristán, se meten de lleno en la mar procelosa sin timón ni gobernalle, pero todos buscamos lo mismo.

Nuestros “modernos héroes”, a su manera, también se lanzan a la mar en una odisea llena de alcohol, de sexo desenfrenado, de drogas, de miedos, de inseguridades, hasta que un día se encuentren con el agua al cuello y se le ocurra a sus almas hasta ese momento amordazadas, gritad aquello de: !Dios, ayuda, que perecemos!”
Y hasta es posible que, dejando de mirar por un momento a la tormenta que pinta en todo horizonte de la vida, después de escuchar ese dulce “ven” del Maestro, se echen al agua y se vean como Simón andando sobre las olas, con los ojos fijos allí donde no deberíamos apartarlos jamás.

Tú a tu huerta, yo a mis poemas, a mis hijos, a mi esposa, a mis alumnos, a mis amigos, a mis olas, con el arpa de Tristán apenas, como Jonás, no queriendo entrar en el vientre de la dicha y prefiriendo -de momento- estar en la oscuridad del vientre de la ballena, dando vueltas y más vuelas al desierto hasta que toda esta generación de miedos que habitan en mí mueran y la semilla nueva, si es que crece algún día, sea merecedora de contemplar las mieles y las uvas de la Tierra Prometida.
Un abrazo y hasta siempre, amigo.

No hay comentarios: