- Basta conque me imagines. Cuando me imaginas, me das vida, me creas. Porque, créeme, todo es producto de tu imaginación.
- ¿Tú y yo también?
- Tú y yo, y todos tus dioses. Fortalece tu imaginación, edúcala y crearás vida a tu alrededor, paraísos, pero también infiernos....De ti exclusivamente depende.
- No es fácil eso que dices...
- No, no lo es, pero merece la pena intentarlo.
- ¿Y cómo puedo empezar?
- Leyendo, escuchando buena música, contemplando un cuadro, escribiendo un poema...El Arte no tiene otra misión que despertarnos del sueño de la escasez y hacer que nos asomemos al Reino de la abundancia.
- Pero puedes perderte en ese viaje, hay mucho peligros...
- Ya te he dicho que no es fácil; en realidad ese es el Arte Supremo que los Antiguos practicaron y enseñaron desde los tiempos más remotos, cuando la noche se iluminó con la luz viva de las primeras hogueras.
Debes aprender a vivir entre dos mundos, -continuó hablando el anciano- tus pies deben guardar un estricto equilibrio entre ellos, porque del desequilibrio nace el dolor. Cuando uno de los dos polos prevalece, el cuerpo lo somatiza y nos lo comunica a través de la enfermedad.
Pero no te preocupes en exceso, no te alimentes de miedo. Tendrás guías, guías muy poderosos nada más comenzar a dar tus primeros pasos por el Sendero. En realidad el Universo entero se regocija cada vez que alguien aquí abajo decide continuar la Obra de la Creación. Porque cada paso que des en ese sentido, harás que las Sombras retrocedan; es como una vuelta a aquellos tiempos primigenios en los que en el atardecer de los días, Dios y Adán caminaban conversando hacia el hogar, cansados y satisfechos del quehacer de la jornada ya acabada.
(Diálogos entre Mortilgher el Mago y Absun, el aprendiz de brujo. Oskar Wildest II)
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