Llévame lejos, muy lejos,
lejos de mí y de ti,
allá donde el conocimiento
de tu carne en la mía
confunda a la noche y al día
sin horas, sin espejos.
Llévame, llévame lejos,
allá donde sienta respirar
tu verso amargo en mi piel,
donde la brisa en mi copa de hiel
escancie el vino de tus besos.
Llévame lejos, Amor, muy lejos.
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