sábado, 22 de enero de 2022

Horfandad

 


Hoy más que nunca necesitamos quijotes que en su "locura" nos guíen por este mundo de tinieblas que atravesamos hoy en día. 
Quizá ya no queden quijotes; tal vez porque tampoco van quedando dulcineas que inspiren y armen a tanto caballero desolado por tantos gañanes, ganapanes y bribones violando los espacios sagrados, reservados antiguamente a la decencia, a la inteligencia, a la justicia, a la ecuanimidad y a la generosidad. 
No, quizá ya no queden tampoco damas en las alcobas de Palacio, ni caballeros que salgan al mundo a desfacer entuertos y luchar contra gigantes y malhechores por el honor y el amor de Dulcinea.
Porque son gigantes malvados, Sancho amigo, son gigantes, aunque tú sólo veas simples molinos de viento.

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