Y no le conocieron los caminos
ni el aire fresco y manso le besó,
ni las piedras sintieron sus pisadas,
ni su imagen los espejos quisieron,
ni los perros a su llamadas acudieron
a lamer sus rojas y dolientes manos.
ni el aire fresco y manso le besó,
ni las piedras sintieron sus pisadas,
ni su imagen los espejos quisieron,
ni los perros a su llamadas acudieron
a lamer sus rojas y dolientes manos.
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