miércoles, 17 de junio de 2020

Llueve la memoria



Llegarán suaves lluvias (There Will Come Soft Rains) es un poema apocalíptico de la escritora norteamericana Sara Teasdale (1884-1933), publicado originalmente en la edición de julio de 1918 de la revista Harper's Magazine, y luego reeditado en la antología de 1920: Llama y sombra (Flame and Shadow).

Llegarán suaves lluvias, sin dudas uno de los poemas de Sara Teasdale más impresionantes, imagina a la naturaleza reclamando un campo de batalla tras el final de la lucha. El poema también sugiere que la extinción del ser humano se producirá por la guerra, acaso inevitablemente; una idea novedosa, por cierto, que recién se instalaría con la ciencia ficción luego de la invención de las armas nucleares, unos veinticinco años después.

En este sentido, Llegarán suaves lluvias de Sara Teasdale expone una magnífica visión apocalíptica en unos pocos y certeros versos, donde la naturaleza reclama su dominio sobre el mundo después de que la raza humana fue exterminada.




Llegarán suaves lluvias.
There Will Come Soft Rains, Sara Teasdale (1884-1933)

Llegarán suaves lluvias, y el aroma de la tierra,
y las golondrinas llamarán con sus brillantes cantos;

y ranas en los estanques cantarán por la noche,
y ciruelos silvestres de tembloroso blanco.

Los petirrojos vestirán su fuego emplumado,
silbando sus caprichos sobre una alambrada.

Y nadie sabrá sobre esta guerra, nadie
se preocupará al final, cuando todo haya terminado.

A nadie le importará, ni al pájaro ni al árbol,
si la humanidad pereció completamente;

y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer
apenas se dará cuenta de que ya no estamos.

 

lunes, 15 de junio de 2020

Últimos valientes



Afilaban sus espadas y aseaban sus mosquetes

a la luna sangre de la noche;

le darían justo valor de vida y de muerte

a sus últimas horas

en aquellas tierras frías y húmedas del Flandes,

porque en aquel revuelo nervioso

de brillos acerados y silencios,

aquellos bravos sabían

que todos ellos despertarían

más allá de la suerte esquiva de los tiempos,

abandonados por su rey, quizá,

pero con la honra henchida del que sabe hacer

lo que hay que hacer y corresponde

 

jueves, 4 de junio de 2020

Nadie



Y no le conocieron los caminos
ni el aire fresco y manso le besó,
ni las piedras sintieron sus pisadas,
ni su imagen los espejos quisieron,
ni los perros a su llamadas acudieron
a lamer sus rojas y dolientes manos.