martes, 30 de junio de 2009

El espejo


Paseos por el viejo pueblo
bañado en la luz incierta de las horas
tardías, divino y culpable,
ángel caído a la vera de una tarde
merecida en su influjo por la pena.

Me detengo ante un antiguo caserón
en donde mi infancia solía sumergirse
en la abundancia y en la inocencia.
Frente a la ventana hay un antiguo espejo.
Me asomo a él y allí me veo.

Tras mi ajado rostro hay sombras fiscales
y jueces bajo oscuras togas.
Una visión asomada al azul de su mirada
yace sin luz ni rumor,
entre las líneas paralelas de algún poema.
En la infinitud de su belleza
hallo mi esperanza y mi condena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joé. Muy bueno, de lo mejor. Qué forma de escribir.
Horrido