Dos semanas duró la obsesión; cada mañana despertaba enfebrecido. Hasta que un día las ilusiones dejaron de tener sustento; era que el verano había terminado llevándose con él a la Diosa de los Cabellos de Oro. Y eso fue todo.
Aquel verano sólo hubo un acontecimiento: Ella.
4 comentarios:
Se nos pega la melancolía al leer tus versos... Besitos varios.
La melancolía es un reino amable, siempre que guardemos sus secretos.
Un abrazo
Ella, siempre Ella. La Reina de nuestros pasos y de nuestras paradas.Somos así
Pues sí....Ya lo dijo Alejandro Sanz ;-)
Hugs
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