La luna despertaba cristalitos de limón
en los húmedos paseos de la alameda.
Abrazado a la noche,
tu recuerdo hacía caminos al viento
mientras arriba y abajo
corazones de agua y plata
ponían ecos de luz a la memoria.
El tañer ebrio de una guitarra
puso ritmos de vino y llanto,
y la luz se quebró en mis ojos...
Y la mar,
una vez más,
amaneció en silencio.
3 comentarios:
Cuando estoy frente al mar y se calla es como que me reprochase algo, como si me diera la espalda.
Como me gustan tus letras, niño.
Besitos varios.
Los hombres frente a la mar encontramos la letra de una canción que alguna vez perdimos en la infancia. Entonces renacemos.
Gracias por tus letricas.
A mí también me gustan, Pedro Luis, pero no te digo niño, por razones obvias.
PD.- Has dejao un comentario en un post de Almudena Grandes que he publicado por error. Lo tenía guardado como borrador y le he dado a publicar sin querer. Cuando lo corrija lo publicaré con tu comentario incluido, que no se ha borrado.
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