sábado, 9 de agosto de 2008

Paciente espera


La tarde del estío se me pudre
entre querencias inabordables.
Oigo a una pelirroja escocesa cantando
viejas leyendas
cuyo sentido se me escapa
por entre la hierba húmeda de su voz.

Escribo sin rumbo
bajo el humilde fulgor de la memoria
buscándote en el iris azul de tu recuerdo,
confiando a tientas en la verdad proustiana
que tan segura declamaba
que el ayer era más que el hoy,
que el ayer era mañana.

Los dedos me queman y la visión tarda
en poseerme cuando me asomo
a los parajes por donde anduvieron mis sentidos
edificando evangelios de humo y agua.

Dulcísima epifanía de la noche.
Hay voces de hadas poblando mi cerebro,
martillos de enanos buscando diamantes
entre los pliegues de mi memoria.
Mientras, Blancanieves duerme cobijada
bajo mis silenciosos manzanares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Muy bueno, joer, muy bueno! Murcia necesita tener poetas como tú, amigo.
Un placer el leerte.