Día de difuntos.
El fantasma de la memoria despierta
rumores de ceniza y huesos
por entre las lápidas del camposanto.
La luna reina en su soledad
en medio del hondo vacío sin límites
de la transparente oscuridad del cielo.
Es noche de buscar páginas atrás en la memoria
el semblante de
aquellos seres queridos,
rostros que el tiempo marchitó,
muchos ya solo apariencia, deshabitados de la vida,
figuras mudas en el museo del tiempo.
Arqueología de rostros de los que brotaron
aquellas palabras que un día alimentaron
el dulce o amargo aire de nuestras vidas,
aquellas manos hechas de caricias,
aquellos labios derramados en besos, sonrisas,
aquel amor incondicional
firmado con desvelos,
con cuidados, con canciones, con vivencias,
aquellas voces que te nombraban
dando fe a tu mortal existencia...
Sus pasos esta noche resuenan
en aquellos lugares por
donde anduvieron
mientras vivos,
ahora ya idos,
tantos amigos, parientes conocidos,
amores, enemigos,
tantos ya, ah, tantos....