jueves, 1 de noviembre de 2018
jueves, 4 de octubre de 2018
miércoles, 25 de julio de 2018
Me dice mi amigo Bartolo....(Reproducción parcial de un artículo aparecido en El Mirador)
Me dice
mi querido amigo Pedro Luis Almela, en apresurado pero muy inspirado guasaps sobre mis vacacionales artículos
de las últimas semanas, que está bien, que vale, pero que la próxima vez “me hablas –dice él con sus palabricas azules muy bien puestas unas detrás de
otras- de La Manga, de mi novia resalá, de sus olas
besando playas, de sus cielos azules abrazando sus dos mares, del perfil amable
de su brisica, de sus birras frescas entre dos aguas, de sus amaneceres
venturosos, de sus atardeceres placenteros a sol puesto, de su ancestral
canción depositada pentagrama a pentagrama sobre sus arenas, del piropo
continuo de sus pájaros hacia sus mujeres
paseantes arriba y abajo luciendo pieles sabrosas, tan llenas de vida y
de desesperanza (al menos para mí, o sea para él…dice).
Y continúa: “Recuérdanos a los ciezanos que vivimos en el barbecho eterno casi de este secarral sin historia ni cuento, sea o no chino, qué gozo se paladea cuando te tiendes bajo el oasis de la sombrilla mientras ves, oyes, palpas, el ir y venir de las olas a tus pies. Háblame del mar, marinero, que, al menos en el recuerdo, los que tenemos el barco varado en este desabrido puerto podamos (menos mal que dice “podamos” y no “podemos”) navegar, cuando cerramos los ojos del cuerpo y abrimos la luz de la imaginación, dándole al alma de la memoria timón seguro y velas con las que gobernar vientos”.
Este Pedro Luis Almela (ya lo ven…) es un romántico recalcitrante, terne e incorregible, el último romántico quizá, centrado en esta etapa epigonal y postrera de su vida (aunque tiene una fortaleza psicofísica envidiable y no hay vendaval que lo derribe ni contratiempo que lo postre o arrodille), en el porvenir académico-profesional de su hija menor, la bella, inteligente y sensible dona Beatrice.
Y digo yo que para qué le voy a hablar yo de todo eso a Pedro Luis Almela, si ya se encarga él de hacerlo más que menos y mejor que bien, y a lo peor eso no le importa ni un pimiento a nadie, ni un carajillo a ninguno. No obstante, al final de este articulito de verano, te hablaré del mar, marinero en tierra, no te preocupes; te hablaré de él.
Y continúa: “Recuérdanos a los ciezanos que vivimos en el barbecho eterno casi de este secarral sin historia ni cuento, sea o no chino, qué gozo se paladea cuando te tiendes bajo el oasis de la sombrilla mientras ves, oyes, palpas, el ir y venir de las olas a tus pies. Háblame del mar, marinero, que, al menos en el recuerdo, los que tenemos el barco varado en este desabrido puerto podamos (menos mal que dice “podamos” y no “podemos”) navegar, cuando cerramos los ojos del cuerpo y abrimos la luz de la imaginación, dándole al alma de la memoria timón seguro y velas con las que gobernar vientos”.
Este Pedro Luis Almela (ya lo ven…) es un romántico recalcitrante, terne e incorregible, el último romántico quizá, centrado en esta etapa epigonal y postrera de su vida (aunque tiene una fortaleza psicofísica envidiable y no hay vendaval que lo derribe ni contratiempo que lo postre o arrodille), en el porvenir académico-profesional de su hija menor, la bella, inteligente y sensible dona Beatrice.
Y digo yo que para qué le voy a hablar yo de todo eso a Pedro Luis Almela, si ya se encarga él de hacerlo más que menos y mejor que bien, y a lo peor eso no le importa ni un pimiento a nadie, ni un carajillo a ninguno. No obstante, al final de este articulito de verano, te hablaré del mar, marinero en tierra, no te preocupes; te hablaré de él.
(Reproducción parcial de un artículo publicado en El Mirador)
lunes, 23 de julio de 2018
Everything in me
Yo del agua soy su sed,
del aire su aliento,
de la tierra sus pies,
del fuego su tea.
De todo soy conciencia viva,
substancia, alimento.
lunes, 11 de junio de 2018
My Self
Y la Diosa me dijo:
- Cuando por fin entiendas que yo vivo en tu mirada, dejarás de maltratar a los espejos
martes, 5 de junio de 2018
Romance del alma
En tu noche más oscura
no estarás solo,
porque afilarè mi espada con tu pena,
usarè tus miedos como manto
y con tu dolor y tu llanto,
harè copa y brindarė por la vida
que tú y yo nos debemos,
por habernos amado tanto.
sábado, 24 de marzo de 2018
I am a raindrop
A veces, para sentir la lluvia,
me hago gota de su agua
me hago gota de su agua
y entonces
contemplo la vacuidad del mundo
desde su inocente transparencia.
contemplo la vacuidad del mundo
desde su inocente transparencia.
martes, 30 de enero de 2018
Llueve...
Llueve...
El agua y la oscuridad maceran
el alma niña de la próxima primavera,
y en el silencio umbroso de la tierra
una semilla bebe esperanzas,
alimentando el sueño de una flor.
Llueve,
y en el dulce repiqueteo del agua
sobre el ahora yermo suelo,
la vida inicia senderos nuevos
por cuya verde leyenda
nadie antes anduvo jamás
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