Amo a España, a la España variopinta, secarral y vergel, a la España
plana, a la marinera, a la mesetaria, a sus cumbres y a sus valles, a
sus helados páramos y a sus ardientes desiertos, amo a España, a sus
poetas y a sus brutos, a sus emprendedores y a sus vividores, amo a sus
enloquecidas fiestas, a sus autores y doctores, a su hambre de pan y de
sangre, amo a España, a sus hombres buenos y a sus caciques, a sus
abnegadas mujeres, a sus putas, amo a España y a sus gentes,
a
los vulgares, ladrones y matones, a sus ilustrados, honrados y
trabajadores, amo el penar de sus hombres con el mal sueño del hambre entre sudores y a sus
mujeres pariendo hombres y mujeres de futuro incierto, porque me río con España y me conduelo
con sus horrores, porque todo eso y más es mi tierra, mi España, una
moneda con universal valor, una moneda con sus dos caras, la beatitud, la bravura que embiste ciega y
la espada, la pluma que crea universos y la blasfemia, el horror y el llanto, el canto, el
verso y la esperanza.
