domingo, 31 de mayo de 2009
Paseo nocturno
El rasgueo de una guitarra rompe el aire denso de la noche,
llenándola de extraños coloquios que de puntillas
se cuelan en la plaza esculpida en negros cantos de grillos.
El silencio es un grito que brota de piedras y paredes.
Es noche cerrada.
Han dado las tres y el campaneo ha resbalado perezosamente
por el severo perfil de la torre de la iglesia,
dejando luego huecas las callejuelas tras su paso solemne.
Se cimbrea la oscuridad al beso de la brisa primera
dibujando fantasmas y dulcineas en cada esquina.
Los adustos devaneos del viento, borracho y canturrón,
va dando portazos batiendo puertas y persianas
mientras que por poniente azulea la noche chica del relámpago
de vez en cuando.
lunes, 18 de mayo de 2009
Atrapado
Naciste de la calma silenciosa
de las tardes del estío,
cuando el sol se hace vino en la sangre
y la tierra abre agobiada sus carnes
al tacto sensual
del atardecer solícito,
que hunde sus manos
entre las sombras recortadas
de la amable geografía de tu cuerpo.
Tras un espejo de suspiros y goces,
ocultas en tus ojos
la dulcinea de un hombre.
Fugacidad de Ella
sábado, 9 de mayo de 2009
Erik, el rey
Los días de Erik V Glipping se acaban. Él lo sabe, lo barrunta, cuando se confiesa cansado y vencido por todas las intrigas que sus mismos nobles han tramado para hacerle caer del trono de Dinamarca.
No ha sido fiel a los amigos, ha engañado a propios y extraños y poco ha sido el provecho de su política errante ante Dios y ante su Iglesia teniendo que ceder derechos y privilegios a nobles y obispos.
Pero a pesar de todo ello, aún a sabiendas de que no ha sido un buen ejemplo para sus propios hijos, Erik y Cristóbal, y que cambió el lecho de su esposa Gunnhildr, la reina fiel, por la juventud ardiente y mendaz de la esposa de Einarr, a la sazón su mejor y único amigo, en las horas amargas que preludiaban su muerte a él se confiesa en este bello poema que Adam Oehlen Släger rescata del pozo de la leyenda.
Porque nos fue dada la palabra
y la presencia de la luz en medio de las tinieblas,
es tiempo ya de que iniciemos, amigo Einarr,
sin premuras pero sin pausas melancólicas,
el camino que hay más allá de los miedos
y de la desesperanza de estos días.
Porque vemos que la fuerza nos traiciona
y aquellos con los que contábamos
nos olvidan y abandonan,
horas son ya de que vayamos abandonando
los inventos y el tiempo de los hombres
y comencemos a desvelar
y a saludar con profundo regocijo,
el amable rostro de Dios,
sus inventos y sus eternidades.
Einarr, su mejor guerrero y consejero además de amigo, perdona, escucha y comparte la pena; ello no es óbice para que nada más amanecer el nuevo día dé muerte al rey y él mismo se arroje por la ventana de la torre más elevada de palacio. Es el precio del honor mancillado, pero también el precio que la amistad le impone y al mismo tiempo su propia derrota, como esposo y como servidor del rey.
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