viernes, 13 de enero de 2012

Desvergüenza (España, país y cía)


A veces me pregunto si realmente queríamos la democracia para esto, para votar contra ZP y que nos vuelva a salir Valcárcel, otra vez votar contra ZP y nos vuelve a salir Tamayo, otra vez de nuevo votar contra ZP y nos sale Rajoy….¡La que ha liado Zapatero!
Hace casi un año, le dije mi primo Pedro y a un socialista de pro que la continuidad de ZP en la secretaría general del partido y por ende en la jefatura del gobierno, era un tremendo error que pagaríamos todos sin excepción. La vida me ha vuelto a dar la razón y no es la razón lo que busco, voto a tal (hablando de urnas…) sino más bien la razón de tanta sinrazón.

Porque no tantos votaron intencionalmente a Valcárcel ni a Tamayo, y muchos menos de los que creemos lo hicieron a Rajoy. Un buen número de conciudadanos, estúpidos devoradores de furbo, birra, telekaka y carnavales de todo tipo y condición, vota a impulsos de su idiota condición de seres hechos y confeccionados para el consumo; consumo de personas y de cosas, de mascotas, de comida basura, del aire, de las aguas, de los bosques y de la tierra que nos sustenta, todo bajo el infame lema: el show debe seguir…

Ahora, por ejemplo, tal como los que escondían el aceite y el azúcar en la posguerra para negociar con los ladrones del sector del estraperlo, a muchos les ha dado por esconder para hacer montón con sus amigotes los banqueros los famosos billetes de 500, papelito tabú donde los haya y de los que apenas vi uno en la boda de mi hija. Pero haberlos hailos, más que en ningún otro país de la Unión Europea; aquí, en la tierra de los recortes, de los tijeretazos, de la infamia financiera, solar patrio en donde desde casi siempre se han cultivado y abonado por doquier los despropósitos de nuestros políticos, reyes, militares y curas que han gastado lo que sólo Dios, si es que hay uno o al menos el suyo, “su” dios, sabe y permitió.

Ahora, al parecer y según veo las cosas en el discurrir de los días, el mensaje con el que los iluminados que gastan chalé, chófer, yate y putas de alto standing nos quieren hacer comulgar como una inmensa rueda de molino es que hay que volver a la España preconstitucional, la de los años 70 (y que no nos obliguen a descender más en el calendario del siglo pasado), pero sin la peseta, aquel recurso de última instancia en donde los abusos de la economía franquista se refugió tantas veces.

Si las cuentas no me fallan, casi 20 años de socialismo apenas nos han servido para nada. Mandan los de siempre, sudan el pan los de siempre y usan y abusan del capital los de toda la vida, mientras las rentas del trabajo sobreviven en la anorexia creciente con que nos desayunan, nos comen, nos meriendan y hasta nos cenan los media de este país; así que la silenciosa clase media andamos cocidos por la impaciencia, fritos de rabia, vuelta y vuelta y de nuevo a la sartén del despertar de cada mañana

Siento una profunda decepción y como yo millones de españoles. Esta no es la democracia que tanto y tantos deseábamos en aquellos aciagos días en que el Dictador moría en su cama rodeado de sus súbditos  –millones de españoles- , dejando en el aire de la Historia una frase que martillea en estos últimos meses como el martillo de Thor en las conciencias de los españolitos; españolitos de los que como yo las hemos visto más veces venir que llegar y de los del bando de enfrente también, los que suspiraban por una crisis como ésta porque les ha servido y les sirve para recuperar tanto terreno perdido entre tanta urna y tanto “demócrata de toda la vida” en estos últimos treinta y cuatro años... Me refiero a la sentencia: TODO ESTÁ ATADO Y BIEN ATADO.

Amigos y demás gentes que habéis llegado hasta aquí -¡santa paciencia!-, apenas nos quedan los sueños mientras vemos a nuestros hijos desperdiciando tanto talento, tantas horas de preparación para la España que no iba a reconocerla “ni la madre que la parió”. Andamos ofuscados y desnortados entre tanta mentira, entre tanto engaño, frustrados y decepcionados. Ni siquiera tenemos la ilusión de nuestros padres, cuando en aquel inacabable túnel del franquismo soñaban con que un día radiante y lleno de esperanza para este pueblo tan castigado, saliera el sol de una puta vez después de tanto robo y tanta injusticia durante siglos y siglos.

Pero no parece que el nubarrón vaya a desaparecer; no al menos en esta vida de la que ya cuento el último tercio el cual espero y hago cruces para que sea largo y vivido en salud.  A mí y a los que conmigo van en esta tan desencantada caravana de decepciones nos queda –y no es poco- ser notarios de este aire fétido que nos pudre los pulmones del alma. 

Pero todo ello no debe ser óbice para salir todos los días del escondrijo de la vergüenza en que nos hemos sumido y buscar como aquel filósofo hace siglos, UN HOMBRE, UNA MUJER (a mí me place más lo segundo, y si está buena, mejor)  que nos devuelva al menos la ilusión de que tal como dijo aquel ilustre canalla de Churchill, la Democracia, con ser “mala” como todos los sistemas políticos basados en el ser humano y su oscura condición, sea lo único y verdadero de que disponemos los humanos para gobernarnos los unos a los otros en aspectos tan movedizos como la equidad de cargas financiaras según ingresos, la justicia social y la paz negociada día a día pero ganada a pulso contra el Sueño de la Razón que nos ha traído estos horribles monstruos, paridos por la pesadilla política más espantosa que jamás esperábamos encontrar en tan ilustre lecho. 

Monstruos democráticos, ya te digo, lo cual es algo más que un mal oxímoron;  monstruos nacidos en la cuna que nadie quiso jamás ver tan mancillada como ahora la vemos, en la cuna del Poder emanado del Pueblo. Esa es la justa definición de la Democracia. Ni más ni menos.

Muy serio me he puesto tal vez esta mañana gris de un invierno tan seco y tan poco serio en sus temperaturas (ganas de bromear que tendrá el cielo…), pero algo de razón tenemos todos en el llanto. Todos menos el Yerno y toda la troupe de yernos (reales o no) a los que habría que arrojar a los infiernos de la cárcel más próxima. Pero no habrá huevos, ya os digo y os contaré.

Concluyo y pongo un trozo de ilusión delante de tu ojos, ea. No todo está perdido, quiero creer; no todo, al menos  mientras nos corra la sangre por las venas y nos salga roja, delatora de tantas y tantas heridas.




2 comentarios:

Álvaro M. P. dijo...

Es demasiado fácil echar la culpa a los demás y no ser autocrítico con uno mismo. Mantener el estado de bienestar en el tiempo no va a ser nada sencillo no solo en España sino en el resto de paises desarrollados, esta vida que vivimos tiene fecha de caducidad y la culpa no es de los políticos ni de banqueros sino de los recursos finitos que no pueden mantener una población cada vez más consumista.

Saludos.

Pedroluis Almela Valchs (M.J.P.) dijo...

Aunque no estoy totalmente de acuerdo con tu comentario, te agradezco que te hayas acercado por mi blog.
Feliz 2012