jueves, 25 de agosto de 2011

Encuentros con la Dama


«La larga paciencia que precisa la escritura, y el don que se te hace cuando por fin se puede escribir están expresados estupendamente en Kafka: “No es preciso que salgas de tu casa. Sigue sentado a tu mesa y escucha. No escuches siquiera, sólo espera. Ni siquiera esperes, quédate absolutamente silencioso y solo, el mundo vendrá a ofrecérsete a ti para que le desenmascares: extasiado ante ti, se retorcerá”.

No sé, quizás sólo se trate de que en medio de esa soledad y ese silencio haya un relámpago, que aparezca un rostro, que oigas claro lo que en mucho tiempo sólo has oído en un susurro ininteligible.»

«La belleza de esta mañana helada, silenciosa. La escarcha es tan abundante que cruje bajo el calzado, como la nieve. Pero quizás la belleza suprema del paisaje y de la naturaleza toda se revela “cuando nadie lo ve, absolutamente nadie”, como dice Simone Weil.
“Cuando yo estoy en algún sitio –añade- mancho el silencio del cielo y de la tierra con mi respiración y el latido de mi corazón”. Y, ciertamente, cuando la belleza es tan silenciosa, tan frágil, uno tiene la sensación de ser un intruso.»


(Extractos de J.Jiménez Lozano, de Segundo abecedario, Barcelona: Anthropos, 1992)

No hay comentarios: