Paseo entre árboles frondosos que se elevan en la exuberante oscuridad a la íntima luz de las farolas.
Es la primavera tardía que en mi tierra ya la llamamos verano; el aire de la noche se carga de mi olor anónimo, aguijoneado por la fragancia verde del jardín cercano.
A lo lejos se escucha el sonido de un tren que se aproxima; es el último correo del día que cruza raudo la noche cargado con la memoria de mi padre.
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