lunes, 13 de octubre de 2014

Leer a bordo



Soledad entre libros en cualquier balandro pirata, acunado por las horas de silencio que acompañan y poco molestan, al amor de la brisa salobre que despista calores en verano o me curte la piel del alma canalla que arrastro, acuchillada por mil arrugas y heridas que jamas callan, lejos del ruido informe de millones de pensamientos que siembran pero no recogen, en la cuna de agua que mece y canta y adormece cóleras y desafíos nunca resueltos, huido de la engañosa playa, esperando sin remedio, toda una vida, Señor, a que las sirenas me aborden y me lleven bien atado a su delfinica cintura hasta aquellos lugares remotos, en donde el hombre no es víctima de sí mismo, sino protagonista, dios de su propia leyenda...