domingo, 14 de octubre de 2012

La oscura belleza



Desde que dedico parte de mis días a cortejar a la poesía, siempre me he preguntado si el poeta o "aprendiz de", debe necesariamente navegar por espacios de tristura para poemizar la realidad que le envuelve, ya sea por mares interiores o por paisajes robados a la realidad, o si por el contrario también encuentra belleza en la palabra aquella persona riente y enmarcada en esa felicidad que tanto se pregona en este mundo nuestro y en la que yo personalmente no creo mucho...

Sí pienso sin embargo, que de la bobería complaciente del que nada aborrece ni a nada aspira no se obtiene más que ripiosas imágenes de mundos que, por escasamente vividos y poco sufridos, apenas encajan con vida alguna; ni con la propia, ni mucho menos con las ajenas.

El sufrimiento correctamente asimilado, o sea, mirándolo cara a cara y siendo uno a su vez testigo fiel de su incómodo discurrir por las emociones, produce por extraño que parezca estados del alma en cierto modo placenteros y beneficiosos.

Con el dolor descubrimos la capacidad de "engañar" a la espesa condición humana. Esto sucede cuando nos sumergimos en todo aquello que daña el existir placentero al que todos aspiramos; en definitiva cuando los días no suben y bajan por el calendario a gusto nuestro. Entonces nace una necesidad nueva, la de mentirnos con elegancia, con el único ánimo de resistir y también de lucir ante los demás las heridas de la lucha entre el Destino terco y mi deseo de manejarlo a mi antojo.

De toda esa oscura lucha, si uno o una tiene las herramientas listas y el alma con las ventanas abiertas y en carne viva, nace el bendito placer -bañado quizá en cierto sadomasoquismo- de sobrevivir al sufrimiento, aún a sabiendas de que en esa guerra no se sale victorioso jamás; los dioses vencen siempre, pero no convencen nunca.

Todo ello me hace creer que es imprescindible cierto grado de oscuridad en el alma para que la poesía venga a la luz de la conciencia y reine en las tenebrosas parcelas de la sempiterna derrota humana. No nace por ventura la victoria en mares espejeantes de sol y tersos como paños de seda, sino más bien sobrenadando olas y vientos inmanejables que aterrorizan los sentidos y pliegan las velas del espíritu anonadándolo.

Concluyo y dicto para mí que en la inmensa mayoría de los casos, el artista encuentra en sus penas y desafíos acabados en derrotas la única medalla ganada -mejor diría arrancada- contra todo aquello que se opone al sueño imposible de estar vivo gobernando todos los sueños, uno a uno.

miércoles, 10 de octubre de 2012

lunas del desamor


Qué suave es la mano de la noche
en las trenzas de la melancolía.
Duerme el día en el regazo de la luna
y el momento, esa ola hecha de tiempo
ilimitado e inimitable,
pasea amores escondidos
en los pliegues de las sombras
que se derraman como besos
sin dueño, en cada esquina.

Now (ahora)


Surges de la nada, te elevas, flotas,
sientes como te envuelve
la frescura del ahora.
El tiempo se detiene, respiras,
y en lo más profundo de ti,
abrigada por el momento
nace apenas sin ser vista una sonrisa.